Un caso de éxito: Jesús León, triatleta

“Me llamo Jesús León, soy licenciado en ciencias de la educación  física y el deporte y ejerzo como profesor de educación física en un colegio.

Mi hijo Pablo, que ahora tiene 12 años, comenzó a practicar deporte desde pequeño y tras haber probado diversas disciplinas, se decantó por correr y por la bicicleta. Así comenzó a hacer duatlón para posteriormente añadir la natación y hacer triatlón, para lo cual entrena con el club de triatlón de Caravaca de la Cruz.

En verano de 2017, Pablo realizaba duatlones y ganaba, en su categoría, con relativa facilidad. Por diversas circunstancias, estuvo una semana en la que no pudo entrenar, aunque participaba en un triatlón algo más exigente y con deportistas de más nivel.

Como es un chico muy competitivo, enseguida se dio cuenta de que no iba a terminar de los primeros, e intentando mejorar su posición final, en la carrera a pie se exprimió al máximo y llegó a la meta exhausto, se tiró al suelo con signos evidentes de mucho cansancio. Algo habitual en un final explosivo, pero no terminaba de recuperarse y ahí comencé a preocuparme, porque estaba muy mareado, casi sin fuerza para levantarse del suelo y con mucho dolor de cabeza.

El equipo de la Cruz Roja que asistía en la prueba lo examinó y le tomó la tensión arterial, que estaba bien y un análisis de glucosa capilar, que dio un resultado de más de 200 mg/100 ml.

Como no terminaba de recuperarse, lo llevamos al hospital, por urgencias y allí todas las pruebas que le efectuaron resultaron normales.

Recomendaron revisión por su pediatra, para determinar las causas del problema.

Tras unos días, el pediatra no comprendía bien cómo los resultados de la glucemia eran tan altos, por lo que le derivó a la consulta del endocrino, por si se trataba de diabetes.

Una semana después, participó en una nueva prueba en la que le vuelve a ocurrir casi lo mismo. El equipo de la Cruz Roja le toma los niveles de glucosa en sangre capilar, que vuelven a estar muy por encima de 200 mg/dL, acompañado de todos los  demás síntomas.

Días después, en la consulta del endocrino, las pruebas que le realizan, ( sobrecarga oral de glucosa y la hemoglobina glicosilada) resultan normales.

El especialista le solicita otra serie de pruebas, pero dado que vuelve a tener competición y estaba un poco preocupado por lo que estaba sucediendo, decidí realizar una consulta a mi amigo Luis Emilio Sáez, farmacéutico,  porque sabía que él podría darme alguna de las claves de lo que estaba sucediendo.

Luis me indicó que, en principio, los valores tan elevados de glucosa tras terminar la prueba eran normales (yo pensaba, al contrario, que deberían ser bajos, dado el gasto que mi hijo realizaba en los finales de la competición). Esa glucosa tan alta era debida a la descarga de adrenalina y cortisol, que tienen el efecto de elevar el azúcar en sangre.

Me preguntó sobre los hábitos de hidratación de Pablo, al que casi nunca le gustaba beber demasiado antes de las competiciones. Así, el dolor de cabeza de los finales bien podría ser debido a la deshidratación; además, el excesivo cansancio lo atribuyó a una mala planificación en la recarga de las reservas de glucógeno en los días previos y en el día de competición.

Me recomendó cambios en las pautas de hidratación y algunos cambios en la alimentación de mi hijo en los días previos y en el día de competición.

El resultado fue excelente, porque Pablo dejó de padecer de dolores de cabeza al terminar las pruebas;  aunque con los finales explosivos llegaba cansado, la recuperación era mucho mejor y entendí que los niveles altos de glucosa en sangre, que seguían manteniéndose en el explosivo  final de la competición, eran algo normal.

En las semanas posteriores, en la consulta del endocrino, se confirmó todo lo que Luis me había indicado.

Después de todos los ajustes que hemos realizado con la alimentación y la suplementación de Pablo, aparte de los hábitos de hidratación, todos los problemas que había tenido anteriormente han desaparecido y podemos planificar mucho mejor los esfuerzos tanto en los entrenamientos como en la competición.

Por ello, le estoy muy agradecido a Luis Emilio Sáez, que supo desde el principio orientarme en una cuestión por la que estaba bastante preocupado.”

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