¿Estás en tratamiento por insuficiencia cardiaca y practicas deporte?

La insuficiencia cardiaca es una afección potencialmente grave y es más común de lo que se pueda pensar.

Las personas con insuficiencia cardiaca tienen dificultades para que su corazón bombee la sangre de manera adecuada, según las necesidades del organismo.

Aparecen síntomas tales como cansancio, fatiga, ahogo, a veces tos persistente y acumulación de líquidos en piernas, tobillos y abdomen.

El tratamiento se lleva a cabo con numerosos medicamentos, cada uno con un mecanismo de acción diferente, en función de las causas que motivan esa falta de efectividad del corazón para el bombeo de  sangre.

Para cualquier afección del sistema cardiovascular, la actividad física y el deporte son parte integral del tratamiento, aparte de la medicación y los hábitos higiénicos y de estilo de vida saludable.

Por ello, es habitual que muchos enfermos de insuficiencia cardiaca realicen actividad física, al margen de su medicación.

La  enfermedad hace que nuestras prestaciones y nuestro rendimiento se vea comprometido, también a veces por el propio tratamiento (por ejemplo, con beta-bloqueantes, que limitan la capacidad del corazón para responder a las demandas del esfuerzo).

Sin embargo, en otras ocasiones hay un factor que   pasa   desapercibido, tanto para el paciente como para los propios centros hospitalarios que lo controlan.

Se trata de los niveles bajos de hierro (ferropenia) y que además suelen causar anemia.

En los pacientes con insuficiencia cardiaca, habría que controlar los niveles de hierro, puesto que su bajo nivel se asocia con más fatiga, peor rendimiento de su corazón y peor pronóstico de la enfermedad.

No es en ocasiones la insuficiencia cardiaca la responsable de mayor  fatiga o cansancio durante la actividad física (o en reposo), sino los niveles bajos de hierro, que no se diagnostican.

Por ello, si tienes insuficiencia cardiaca y realizas actividad física o deporte, deberías tener una especial vigilancia sobre tus niveles de hierro.

Cohen-Solal A, Philip JL, Picard F, Delarche N, Taldir G, Gzara H, Korichi A, Trochu JN, Cacoub P; CARENFER Study Group. Iron deficiency in heart failure patients: the French CARENFER prospective study. ESC Heart Fail. 2022 Feb 15 [Epub ahead of print]. doi: 10.1002/ehf2.13850. PMID: 351702

Cafeína, deporte y salud: mitos frecuentes y hechos demostrados.

Vayamos al Dr. Google, que nos informa de casi todo sobre lo que queremos conocer de algún tema.

Hacemos deporte, tomamos tal vez medicación para algún problema de salud, nos gusta mucho el café y además, de vez en cuando, utilizamos algún gel o barrita energética con cafeína, que nos han dicho que va bien para el rendimiento deportivo.

Pero no estamos seguros y queremos indagar más. Así que, colocamos en el buscador:

Café: 4.160.000.000 referencias.  Madre mía, mucho parece. Refinemos la búsqueda.

Cafeína: 28.100.000 referencias.  Aún es demasiado. ¿Cómo ver 28 millones de referencias? Imposible, como mucho, puedo mirar tres o cuatro páginas, con ocho o diez enlaces por página.

Bueno, pues vamos al grano ( y nunca mejor dicho):

Café, deporte, salud: 88.400.000 referencias. Más que con la anterior.

Cafeína, deporte, salud: 2.040.000 referencias.  Vale, dos millones de referencias es otra cosa, pero sigue siendo demasiada información para revisar. Además, ¿quién me asegura que lo que encuentre tenga fundamento y sea verdad?

¿O me querrán vender alguna “moto” en algún sitio? Todo puede ser.

Y esto sólo es español, porque si coloco los términos en inglés, ya me da un patatús.

Así que, para facilitarte la cosa, me he leído los dos millones de páginas web, he escrutado cada dato para confirmar su exactitud (incluso de las páginas en inglés) y te hago un resumen rápido de cosas que creo que son interesantes en referencia a la cafeína, el deporte y la salud.

Y si acaso, otro día hablamos de la cafeína y el rendimiento deportivo.

Mito nº 1: En enfermos del corazón, tomar café aumenta el riesgo de sufrir una arritmia cardiaca.

Es un mito, no es cierto, como han demostrado algunos estudios, que el aumento en el consumo de café (incluso en altas cantidades), aumente el riesgo de padecer arritmias. Esto, como es razonable pensar, no quiere decir que se pueda beber uno (padezca o no del corazón) un barril de café o tomar suplementos de cafeína sin límite, puesto que el exceso siempre acarrea riesgo de sufrir otros efectos adversos ligados a la cafeína.

Hechos demostrados: Menos de 200 mg de cafeína al día, en embarazadas, se considera inocuo respecto a la posibilidad de aborto o nacimiento prematuro.

Fuente: American College of Obstetrics and Gynecologists.

Mito nº 2: El café (y la cafeína) aumentan la posibilidad de padecer  hipertensión.

No es cierto, puesto que la cafeína, consumida en las cantidades que son típicas y habituales en bebedores de café, no aumenta la posibilidad de padecer hipertensión, arritmia o insuficiencia cardiaca.

Hechos demostrados: El consumo de café es bueno para el hígado.

El consumo moderado de café, lejos de ser malo para el hígado, se ha demostrado como un factor protector, de forma que los enfermos hepáticos que toman café tienen menos riesgo de progresar a cirrosis (degeneración del hígado). Además, parece ser que los enfermos de hígado graso, tienen cierta mejoría en su enfermedad si son consumidores moderados de café que si no lo son.

Mito nº 3:  El aumento en el consumo de café aumenta la mortalidad por todas las causas en personas con nefropatía crónica ( enfermedad crónica del riñón).

En un estudio observacional, se halló justo lo contrario, es decir, los consumidores de café con enfermedad renal crónica tienen menos posibilidades de morir por cualquier causa que los no consumidores. Es decir, que el café no es malo para el riñón.

Hechos demostradosOjo a las bebidas energética con cafeína.

Una bebida energética con cafeína (no daremos marcas), se asocia con alteraciones de la elasticidad arterial en adultos, jóvenes y sanos.

¿Cuántos adultos jóvenes y sanos hacen a diario deporte? ¿Cuántos de ellos suelen tomar en sus ratos de ocio, bebidas energéticas con cafeína.?

La capacidad de dilatación de las arterias, imprescindible cuando le pedimos al corazón más trabajo para llevar sangre a los músculos en los momentos de esfuerzo, se puede reducir hasta un 50% de manera aguda. Por ello, ojo a este tipo de bebidas, la costumbre de consumirlas y la práctica deportiva en las horas siguientes.

Mito nº 4: Las mujeres con migraña causada por la menstruación no deben consumir cafeína.

Esto no es cierto, puesto que la asociación de paracetamol o aspirina con cafeína es más eficaz para aliviar la migraña en mujeres, tanto si tienen la regla como si el dolor es debido a otra causa.

Hechos demostrados: la toxicidad de la cafeína depende de la edad.

El umbral de toxicidad de la cafeína es de 400 mg por día, en adultos de más de 19 años.

En adolescentes (12-19 años), el límite está en 100 mg.

Teniendo en cuenta la cantidad de cafeína presente en el café y la cantidad presente en geles y barritas energéticas, hay que ser precavido a la hora de elegir estos suplementos y no perder de vista la cantidad de cafeína en los cafés del desayuno, mediodía y otros alimentos (té, cacao, chocolate).

Por término medio, un café espreso contiene 80 mg de cafeína, un americano, 154 mg,  un café instantáneo (de sobre), 57 mg y los cafés en cápsulas, entre 55 y 65 mg.

Mito nº 5: El café no influye en los niveles del colesterol malo (LDL-Colesterol) y triglicéridos.

No es cierto, porque el método de preparación del café influye en los niveles de estos dos componentes, de manera que el café sin filtrar suele provocar la elevación en los niveles de colesterol malo (LDL-Colesterol) y triglicéridos. Por ello, aquellas personas con colesterol y triglicéridos altos, deberían tomar café filtrado, que sería mucho más conveniente para su salud cardiovascular.

Hechos demostradostabaco y cafeína.

La verdad es que no se entiende muy bien cómo hay personas que hacen deporte de manera habitual y además, fuman. Porque como ya reseñé en un artículo anterior, hacer deporte no compensa ni total ni parcialmente los efectos nocivos del tabaco. Pero en el caso de deportistas que fuman, toman café y están dispuestos a dejar el tabaco, deberían saber que el tabaco aumenta la eliminación de cafeína por el organismo.

Por ello, si un fumador deja de fumar, la concentración de cafeína en su organismo puede llegar a duplicarse y por ello, sus efectos adversos. Puede que llegue a sentirse muy mal y no saber porqué. He ahí la razón.

Lo dicho, otro día hablamos de cafeína y rendimiento deportivo. Pero en serio.

 

 

 

¿Fumar es malo? los efectos del tabaco que seguramente desconocías.

El tabaco es un producto se sobra conocido y con un uso muy extendido en la sociedad actual, si bien las leyes anti-tabaco que han promulgado los  gobiernos de numerosos países y las recomendaciones de organismos de salud, están haciendo reflexionar sobre la conveniencia o no  del uso de esta droga.

En efecto, el tabaco es una droga.

“Droga mágica, medicamento y veneno; Hallaron los dos cristianos por el camino mucha gente que atravesaba a sus pueblos, mugeres y hombres, con un tizón en la mano, (y) yervas para tomar sus sahumerios que acostumbraban”. Rodrigo de Jerez.

(tomado de la revista Offarm, 2006, Juan Esteva de Sagrera, vol.5 núm. 9).

El tabaco es un planta, Nicotiana tabacum, que crece en zonas tropicales de centro y suramérica.

Desde allá la trajeron los conquistadores españoles tras el descubrimiento de América, donde se consideraba una medicina milagrosa, empleada en numerosos rituales y ceremonias no solo religiosas sino también sociales.

En el siglo XVI, el tabaco ya era conocido y utilizado en Europa, sobre todo en España y Portugal, llegando posteriormente a Inglaterra.  Desde Europa, se extendió a Asia y otros lugares de mundo.

Inicialmente, en Europa, el tabaco carecía del uso ceremonial y religioso que había tenido en América; su utilización estaba más bien ligada a lo social, pero pronto comenzó a tener aplicación como medicamento, aunque pueda parecer paradójico.

Fue utilizado para combatir el dolor de cabeza (rape, esnifado); también, gracias a la salida del humo por la nariz, se le atribuían propiedades beneficiosas para combatir diversas enfermedades infecciosas.

Así, con el paso del tiempo, el tabaco adquirió importancia social, en principio era utilizado por las capas sociales más bajas, aunque luego se extendió a gentes de clase alta y adinerada. El tabaco se ha utilizado esnifado, mascado y como no, fumado de diversas formas: cigarrillo, puro, pipa.

A estas alturas, decir que el tabaco es malo, que  tiene efectos perjudiciales para la salud, es tan obvio que hasta los propios fumadores lo reconocen. Está demostrada la relación del uso del tabaco con diversas enfermedades, sobre todo, cardiovasculares, respiratorias  y cáncer.

Tanto es así, que desde enero de este año 2020, el Ministerio de Sanidad del gobierno de España, está financiando los tratamientos de deshabituación del tabaco, porque al final, el coste de tener que tratar  a enfermos por causa del tabaco es mayor que el coste de los medicamentos para dejar de fumar.

Pero ¿cuáles son los efectos perjudiciales del tabaco?

Los conocidos por casi todo el mundo (incluidos los fumadores), se deben a las distintas sustancias que componen el tabaco. La principal responsable del efecto adictivo del tabaco es la nicotina, una sustancia química (alcaloide) que está contenido en la hoja del tabaco. Además de adicción, la nicotina ejerce efectos sobre el sistema cardiovascular (corazón y vasos sanguíneos), provocando:

  • aumento de la frecuencia cardiaca
  • aumento de la presión arterial
  • contracción de los vasos sanguíneos del corazón (ocasiona una disminución del riego sanguíneo del propio corazón y podría desencadenar un infarto),
  • reducción de la sensibilidad a la insulina, que es la hormona que regula los niveles de glucosa en la sangre, lo cual  favorecerce la aparición de diabetes.
  • aumento en la viscosidad de la sangre, con propensión a formar trombos.

Por otro lado, en la combustión del tabaco, se generan más de 4.000 sustancias químicas distintas, casi todas ellas perjudiciales y que están muy relacionadas no solo con enfermedades cardiovasculares, sino también con la aparición de diversos tipos de cáncer y enfermedades respiratorias.

Con este panorama, muchos fumadores se plantean dejar de fumar y sin embargo, algunos lo consiguen con cierta facilidad, en tanto que para otros es casi misión imposible.

¿Y porqué?

Aparte del grado de dependencia (es decir,  cuánto fume una persona, más le costaré dejarlo), hay una cuestión genética.

Todos tenemos un sistema enzimático encargado de metabolizar todos los medicamentos y sustancias tóxicas que ingresan en nuestro organismo: se trata del llamado  CITOCROMO P450 (CYP450), una gran familia de proteínas que está sobre todo en el hígado y que procesa todos lo tóxicos para que  puedan ser eliminados del organismo.

Y sucede que esta gran familia del CYP450 no es idéntica en todas las personas; en algunas funciona muy rápido, en otras funciona muy lento y en otras, mitad y mitad.

Así, con respecto a la nicotina del tabaco, hay eliminadores o metabolizadores  rápidos y eliminadores o metabolizadores  lentos.

De este modo, los eliminadores lentos son menos propensos a fumar, fuman menos y tienen más facilidad para dejar el tabaco, mientras que los eliminadores rápidos suelen ser los que más fuman y los que más dificultades experimentan para dejar el tabaco.

Pero todo se complica cuando una persona, además de fumar, toma medicación para alguna enfermedad crónica.

El tabaco y los medicamentos no siempre son buenos compañeros de viaje.

¿Qué ocurre si estamos tomando determinados medicamentos y posteriormente comenzamos a fumar?

¿Y si tomando la medicación, decidimos dejar de fumar?

En ambos casos, hay que tomar ciertas precauciones con algunos medicamentos, pues  puede verse afectada su actividad.

Por ejemplo, con ciertos antipsicóticos, como la OLANZAPINA, si nos iniciamos en el hábito de fumar, los niveles de medicamento en sangre disminuyen y por lo tanto, perderemos eficacia en el tratamiento. En el caso opuesto, si somos fumadores y con la medicación ya instaurada decidimos dejar de fumar, aumentarán los niveles en sangre, con lo que podrían aparecer efectos adversos por sobredosificación: en este caso, habría que reducir la dosis. Otro tanto de lo mismo ocurre con el HALOPERIDOL, otro anti-psicótico ampliamente utilizado.

Con un tipo de medicamentos muy utilizados en la actualidad, las BENZODIAZEPINAS, que tratan el insomnio o la ansiedad, sucede lo mismo que en el caso anterior: si comenzamos a fumar, necesitaremos más dosis para obtener el efecto terapéutico y si decidimos dejar de fumar, puede ser que se incremente el efecto y tengamos que reducir la dosis diaria o estaremos expuestos a ir zombis todo el día.

Una clase de medicamentos muy utilizados para la hipertensión arterial y las arritmias, los Beta-Bloqueantes, también se ven afectados por el tabaco: comenzar a fumar los hace menos efectivos (necesitaremos aumentar la dosis) en tanto que dejar de fumar  puede ocasionar que nuestro corazón vaya excesivamente lento o disminuya demasiado la tensión arterial; en este caso, tendríamos que disminuir la dosis.

Exactamente lo mismo sucede con los anti-coagulantes, como las HEPARINAS o la WARFARINA, según comencemos o dejemos de fumar mientras estamos en  tratamiento.

En todo caso, lo mejor es no fumar o si se es fumador, intentar dejar este hábito. Pronto se comenzarán  a notar los efectos positivos.

Hay quien piensa que si se desarrolla alguna actividad física o se practica deporte, no es tan malo fumar, porque el deporte compensa al humo. Y no es así, no nos engañemos; los fumadores que practican deporte ven disminuidas sus prestaciones, se cansan más rápido, recuperan peor y no obtienen todo el beneficio que una vida sana puede proporcionar.

Si tienes dudas respecto al  uso de tus medicamentos en relación a tu actividad física o deportiva y quieres optimizar tu salud y tu desempeño, no tienes más que pedir cita conmigo.